dimecres, 9 de març del 2011

EL MARXISMO Y LA CONSOLIDACIÓN DEL MOVIMIENTRO OBRERO


1.- El pensamiento marxista

Marx estudió filosofía  en las universidades de Bonn y Berlín, donde en esa época había mucha influencia de Hegel. Marx y Engeles fueron teóricos y activistas del movimiento obrero, sobre todo en los debates de la I Internacional. Su doctrina se fundamenta en Hegel, el socialismo utópico y la economía política inglesa (Adam Smith, etc…). Las principales obras del marxismo fueron:

-         El Manifiesto Comunista (1848), que surgió en las revoluciones del 48
-         El Capital, que es un estudio del sistema capitalista y que se publicó en tres volúmenes
-         Las Tesis sobre Feuerbach, donde se demanda la implicación de los filósofos en la transformación del mundo

La doctrina marxista se basa en un método dialéctico en el que Marx afirma que toda sociedad genera unas contradicciones y de la relación entre ambas surge una nueva sociedad distinta a la anterior. Con esto observamos un carácter dinámico, demostrando que las sociedades están en cambio, lo que significa que el movimiento obrero considera que es posible llegar a una nueva sociedad, creando una esperanza y difundiendo la idea de progreso.

Dentro de la ideología marxista cabe señalar el concepto de Materialismo Histórico, un materialismo en contraposición al Idealismo hegeliano, ya que Hegel afirmaba que el fundamento de la sociedad se encuentra en las ideas o la voluntad de los hombres, mientras que para Marx son las circunstancias materiales las que determinan los hechos históricos. Asimismo, señala que en toda sociedad hay dos niveles:

-         La Infraestructura à referente a la economía. Compuesta por dos elementos: las fuerzas productivas y las relaciones de producción. A su vez, dentro de las fuerzas productivas distingue entre los medios de producción (utensilios, la fábrica o el campo) y la fuerza de trabajo (el obrero o el campesino). Las relaciones de producción son aquellas que se dan entre los participantes del proceso productivo y que se basan, en primer lugar, en la distribución de la propiedad (propietarios o no propietarios de la producción). Asimismo, éstas se establecen en función de la participación en el trabajo (obreros y empresarios), así como en la distribución de los beneficios (más beneficios para el empresario y la supervivencia para el proletario). Por todo esto, Marx afirma que la propiedad privada conduce a una cosificación de las relaciones.
-         La Superestructura à sobre esta infraestructura  existe una superestructura compuesta también por dos elementos: la ideología y las instituciones jurídico-políticas. Respecto a la ideología, afirmaba Marx, que en una sociedad capitalista la ideología dominante  es la de la clase dominante, lo cual comporta que dicha ideología sea aceptaba por los dominados como natural y, además, las clases dominantes consideran natural el ejercicio de su dominio. Respecto al Estado, Hegel plantea que todas las aspiraciones particulares y las comunitarias se conseguían armonizar, aspecto en el que Marx no estaba de acuerdo, puesto que afirma que el Estado es opresor y no neutral (como decía Hegel), respondiendo a los intereses de las clases dominantes.

Marx señala que en toda sociedad hay un desarrollo en los medios de producción por la intervención de la ciencia, la cual considera importante con una aplicación en vistas a intereses económicos. Como consecuencia hay un desarrollo de las fuerzas productivas, que no se corresponde con las relaciones de producción de forma que éstas se convierten en un obstáculo que impide el desarrollo de las fuerzas productivas. Esto conlleva a un cambio en las relaciones de producción, lo que Marx denomina la Revolución Social.

Una vez creada una nueva infraestructura la superestructura se convierte en un obstáculo, lo cual provoca una nueva revolución, pero esta vez de carácter político. Por eso Marx explica que las revoluciones no son accidentes en la Historia, sino que responden a la necesidad de cambio. Así, por ejemplo, en el Antiguo Régimen llega un momento en el que cambia el sistema económico y se introduce una nueva maquinaria que aumenta la producción, por lo que se entra en conflicto con las relaciones de producción y la burguesía debe acceder al poder para poder cambiar su situación. Aplicado al capitalismo, el proletariado es el protagonista del cambio. En este caso se da una socialización de las fuerzas productivas, situación que entra en contradicción con unas relaciones basadas en la propiedad privada. Con ello, el proletariado exige un cambio para socializar los beneficios y la propiedad.

Marx realiza un análisis económico del capitalismo, al que define como un medio de producción, es decir, una sociedad global con superestructura e infraestructura. Nuestro autor divide la Historia de la Humanidad en una evolución de modos de producción, pero que no es lineal. Estos modos de producción son los siguientes:

  • LA comuna primitiva: pequeños grupos sin propiedad privada y con gestión comunal
  • El modo de producción asiático: las primeras civilizaciones. Es el comienzo de la propiedad privada.
  • El esclavismo de Grecia y Roma, también llamado “modo de producción antiguo”
  • El feudalismo: siervos y señores
  • El capitalismo, del que según la teoría de Marx, se desprende una última fase, el socialismo, donde finaliza la propiedad privada.

Por esto, Marx insiste en que la Historia no se basa en las ideas, sino en los modos de producción. Afirma que el capitalismo es un sistema inhumano al no producirse según las necesidades del hombre, sino según los intereses de una élite. Además, explica que es un sistema injusto porque no va a favorecer que desaparezca el sistema clasista, sino que fomenta las desigualdades sociales. Por último, explica que es un sistema irracional porque no existe una planificación económica existiendo una anarquía industrial, ya que no se producen los objetos que más benefician a la sociedad, sino los que benefician a unos pocos, de lo que derivan las crisis periódicas provocadas por la sobreproducción. Para realizar este análisis, Marx se basa en algunos teóricos del liberalismo inglés como Adam Smith o David Ricardo. Uno de ellos es la teoría del valor-trabajo de Adam Smith, en el que explica que el valor de un objeto reside en el trabajo empleado para producirlo. El precio del trabajo es lo que permite la subsistencia del trabajador y la reproducción de la fuerza de trabajo, con lo que llegamos al concepto de plusvalía

El capital tiene una composición orgánica que puede ser:

-         Constante à todo el capital que se invierte en los componentes fijos en el proceso productivo (máquinas, materias primas). Esos elementos sólo pueden transmitir el valor que en sí mismo tienen.
-         Variable à es aquél que se invierte en la compra de servicios de trabajo, la cual, según Marx, tiene la cualidad de crear más valor de la que tiene su salario.

La plusvalía es el valor adicional que ha creado el trabajador por encima del valor de su salario. Veamos la fórmula para sacar el valor:

V= CC + CV + P (tª de la plusvalía)

Esta plusvalía se puede generar de varias maneras, como sobreexplotando la fuerza de trabajo aunque no necesariamente tiene que ser bajando los salarios y aumentando las horas de trabajo. A medida que se produce un avance tecnológico cuesta más dinero pero aumenta la productividad, lo que permite aumentar los salarios y reducir la jornada laboral. Según Marx, en el capitalismo hay una explotación en sentido moral.

Cabe señalar los siguientes conceptos:

  • Tasa de plusvalía à es el beneficio que se ha obtenido dividido por lo pagado en la fuerza de trabajo: P/CV
  • Tasa de beneficio à P/CC+CV= X

Asimismo, elabora toda una serie de leyes de desarrollo del capitalismo:

1.- Tendencia descendente de la tasa de beneficio partiendo del razonamiento de que la tasa de beneficio está determinada por la tasa de plusvalía en proporción directa. A más tasa de plusvalía mayor tasa de beneficio. Y a menor tasa de capital menor beneficio.

2.- El capitalista tendrá que invertir más en capital constante. Si se invierte más en la CC la TB descenderá. Esta tendencia decreciente se puede contrarrestar con muchos factores, como abaratar las materias primas haciendo acopio en nuevos mercados, a través de la producción de más mercancías… En un momento determinado se entrará en una tendencia secular de la TB. Consecuencias: tendencia progresiva de empobrecimiento de la clase obrera. Para Marx habría que forzar una disminución de la CV, lo cual se realiza aumentando la duración de la jornada laboral o incrementando la productividad.

3.- Tendencia progresiva a la concentración de capital. Ello aumenta la competitividad capitalista, y magnificarán el mercado. La competencia rebasará las competencias nacionales y eso reducirá la internacionalización de las grandes empresas y acentuará la lucha de clases

4.- Marx analizó el comportamiento cíclico del capitalismo. Se producirá una gran oferta de mercancías y una insuficiente demanda de éstas. Llegará un momento en donde no habrá una demanda en el mercado suficiente para absorber todo lo que se produce, lo que conllevará a una bajada de precios, menor beneficio y finalmente la crisis. Son crisis de sobre-producción que van a sucederse de forma cíclica, pero cada vez van a ser peores. Va a haber mayor agudización de las luchas de clases.

Marx pensaba que la lógica del capitalismo era un desarrollo incesante. Planteó que la lógica del propio capitalismo era su propia destrucción; El desarrollo de ese capitalismo llegaría a su máximo nivel en aquellos países que ha conocido antes el desarrollo del capitalismo. Habla también de la definición de esa futura sociedad socialista: la clase obrera sería la protagonista del proceso de cambio. Se produciría una liberalización completa del hombre. Habría una riqueza infinita, con un enorme desarrollo de las fuerzas productivas, donde la propiedad privada no existiría, no habría ni clases ni Estado (al servicio de una clase). Para llegar a esa situación habría una fase de transición, es lo que conocemos como la Dictadura del Proletariado. (APUNTES)

2.- Organización e internacionalización del movimiento obrero: De la A.I.T. a la Comuna de París.

La I internacional es una cuestión central para la consolidación del movimiento obrero. Tiene mucho que ver con Marx. Es un paso importante en el sentido que vertebra el movimiento a nivel nacional y también internacional. El punto de partida es la conciencia de intereses comunes de los obreros ante un sistema que es el capitalismo sin distinciones ni fronteras. La I Internacional se funda en 1864 y va a contar con el Consejo Federal que encabeza Marx. En el manifiesto inaugural se esbozan dos principios fundamentales:

1.- Emancipación de la clase obrera como obra únicamente de la clase de la clase obrera
2.- Conquista del poder político para derrocar al capitalismo y así liberarse de la opresión que sufre la clase obrera. Hubo una heterogeneidad que tuvo problemas y enfrentamientos, así como un progresivo proceso de separación de diversas corrientes. El más acusado fue con los anarquistas, primero con los proudhonianos, ya que los marxistas defienden la lucha política y las huelgas, así como los sindicatos. Dicho enfrentamiento no fue ajeno al enfrentamiento personal entre Marx y Bakunin. La discrepancia entre Marx y Bakunin se agrupan en tres aspectos:

1.- En la estructura orgánica de la Internacional: mientras que los marxistas piensan que debe ser centralizada los anarquistas insisten en una descentralización que fuera la suma de las federaciones regionales.

2.- Lo que se refiere al concepto de la Revolución también es un aspecto candente, puesto que para Bakunin la Revolución es espontánea, voluntarista, resultado de la acción voluntaria de los hombres. Para Marx, sin embargo, el único agente revolucionario es el proletariado industrial, aunque eso no significa que no incluyera al campesinado e incluso una pequeña clase burguesa. Bakunin piensa que era el proletariado agrícola el que iba a tener el papel fundamental en la Revolución.

3.-Marx valora cualquier proceso positivo que se produzca sin necesidad de la Revolución, es decir, defiende la Revolución pero mientras ésta no se realizara consideraba que las reformas eran positivas. En cambio, Bakunin rechaza la vía reformista y la participación electoral, porque piensa que retrasa la conciencia de la clase obrera.

Finalmente se da la separación de la rama bakuninista, el primer factor de la desaparición de la AIT.  La I Internacional contribuyó a difundir el pensamiento del movimiento obrero en los distintos países a pesar de que no hubo una gran afiliación. Finalmente se autodisolvió.

La Comuna de Paris es un movimiento Revolucionario que se da en 1871 en Paris al fin de la guerra franco-prusiana. Se daba un claro vacío del poder y triunfa una asamblea comunal que va a tomar el poder planteándose un nuevo modelo político con una procedencia popular directa y que se vincula a la Internacional (lo cual no es cierto, puesto que hay una variedad de grupos: presencia jacobina, proudhonianos, bakuninistas, blasquistas…). En el manifiesto pragmático habla de la autonomía de las comunas, pero no es el programa de la Internacional. Se habla de los derechos de reunión, prensa, enseñanza gratuita, de los talleres abandonados, de la prohibición del trabajo nocturno, de mujeres y niños.

 El gobierno francés de Thiers va a avanzar con un ejército numeroso de 170.000 soldados que en lo que conocemos como “La Semana Sangrienta” va a reprimir con dureza la comuna, con cifras impactantes: 20.000 ejecuciones y 7.500 deportados. La represión contra la comuna fue la excusa que utilizaron algunos países como Alemania, España o  Dinamarca para neutralizar la Internacional incluso declarándola ilegal. Todo ello unido a las disensiones internas provocó que en 1876 se disolviera en Filadelfia la I Internacional.


3.- La formación de las organizaciones políticas y sindicales obreras de ámbito nacional. La II Internacional. La polémica revisionista y la socialdemocracia.

Hasta 1890 no se intentaría recomponer la II Internacional. A partir de esta fecha (entre 1876-1914/15) el movimiento obrero va a conocer tres procesos:

1.- La consolidación del sindicalismo y la lucha y consecución de una serie de conquistas laborales y sociales.
2.- La expansión del anarquismo.
3.- La creación de los partidos socialistas y su convergencia en una II Internacional

En cuanto al primer aspecto, los procesos de concentración del capitalismo van a generar la creación de un sindicalismo más masivo, más amplio. El sindicalismo empieza a agrupar a otros sectores de la clase obrera. Se da un claro impulso a la vertebración de organizaciones nacionales sólidas que pueden hacer más eficaz la lucha. En 1914 en Gran Bretaña hay una afiliación sindical de en torno a 4 millones de sindicales.  Como consecuencia, se impone en muchos países la negociación colectiva entre patronos y obreros para fijar las condiciones laborales. Los mecanismos de presión utilizados son la huelga. En estrecha relación con esto hay que contemplar aspectos concretos de mejora en el ámbito social y laboral. Mejoras:

-         La reducción de la jornada laboral, bien por grupos de trabajadores, trabajo infantil y femenino, pero también en general de todos los trabajadores. Se reduce a 8 horas en las minas y a 10h en los talleres. Eso fue la gran reivindicación junto con el descanso dominical, así como las mejoras en el ámbito de trabajo (salubridad, accidentalidad y mejoras salariales). Cabe señalar que dichas medidas no se consiguieron con el cambio de siglo en todos los países, hasta después de la I Guerra Mundial.
-         Se van a plantear mejoras para la clase obrera que rebasan el ámbito social, como condiciones de trabajo para mujeres y niños con más garantías o la prohibición del trabajo infantil. En Inglaterra se estableció la edad mínima para trabajar a las 9 años, en Francia con 8 años, aunque en 1874 se aumentó a 10 años y más tarde a 12 años.
-         Desde aquí se pasó a la cuestión social desde dos perspectivas:
o       Elaboración de una legislación social.
o       Progresiva intervención del Estado a través de una fiscalización y control de las cuestiones obreras.

La más significativa fue la elaboración de una legislación social y en ello el país pionero fue la Alemania de Bismarck. Las tres leyes destacables afectaron al mundo laboral y tuvieron gran impacto social:

1.- La Ley de Protección del Trabajador ante la enfermedad (1883)
2.- El seguro de accidentes de trabajo (el trabajador recibiría un subsidio del Estado) (1884)
3.- Ley que regula el seguro de vejez e invalidez

Con ello, Alemania se puso a la cabeza del Estado de Bienestar. Esto se dio por el temor de Bismarck a una presión sindical, y también por la confluencia de un partido de masas católico que está muy influido por un sindicalismo católico que reivindica también estos aspectos.

Por lo que se refiere a la extensión del anarquismo que se da durante esta etapa, de su tronco principal que parte de Bakunin o Proudhon se desarrollan dos corrientes:

-         Anarcosindicalismo à utilizaban el sindicalismo como medio para conseguir sus objetivos. Rechaza la violencia y defiende dos mecanismos: la acción directa de los trabajadores entendiendo los sindicatos, y la huelga revolucionaria con el objetivo de conseguir mejoras y una nueva sociedad. Tiene una expansión importante en los países menos desarrollados y cristaliza en la creación de sindicatos de carácter anarquista como la CNT de España creada en 1910, la cual consigue una gran afiliación (en 1936 tiene millón y medio de afiliados).
-         Anarco-comunistas à introducen la acción violenta para conseguir sus fines inmediatos. Estos grupos van a organizarse a nivel internacional y su estrategia es el uso de atentados pero concretizados en aquellos símbolos de la sociedad capitalista. Se trata de magnicidios (símbolos de la realeza, de la Iglesia, etc…). Los años finales del siglo XIX y a partir del siglo XX sucedieron magnicidios importantes, como el asesinato de Cánovas, la emperatriz Isabel de Austria, Canalejas.

Por último, otro de los procesos que se dan es la creación de sindicatos socialistas en el entorno internacional. La gran represión de la Comuna supuso una paralización en la creación del organismo intervencionalista. A partir de los años 80 empiezan a organizarse corrientes políticas vinculadas al sindicalismo que empezarían a canalizar la lucha política de la clase obrera. Estamos asistiendo  al nacimiento de los partidos obreros, lo cual se da en Inglaterra, Francia y Alemania en primer lugar. En Inglaterra el Partido Laborista presenta muchas diferencias con respecto a otros partidos, como el Partido Socialista Italiano o el español, puesto que bebe del cooperativismo. En Francia destacan dos partidos socialistas:

-         Partido Socialista Francés à que podríamos considerarlo el ejemplo para los partidos socialistas del sur europeo
-         El Partido Unificado à que se forma a partir de 1905 y que está dirigido por dos líderes: Guesde y Jaurés.

Asimismo, en 1895 se funda la CGT (Confederación General del Trabajo), que es un modelo similar al de España.

En España el Partido Socialista Obrero se funda en 1879 apareció por influencia de las ideas marxistas. El principal dirigente fue Pablo Iglesias, tipógrafo, que fue su primer diputado. La UGT aparece en 1888 en Barcelona, vinculándose de inmediato al PSOE. En el caso español el anarquismo tuvo mucho mayor arraigo, aunque hasta 1910 no se creó la CGT. Ni el PSOE ni la UGT tuvieron peso alguno en el Movimiento Obrero Internacional.

En Italia destacaría el Partido Socialista Italiano. Y en Alemania nos encontramos con el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que en los años 70 se produce con el programa de Gotha y a través de la fusión de dos  partidos socialistas alemanes:

-         La Asociación General de Trabajadores Alemanes que dirige LaSalle
-         El Partido Socialdemócrata de los Trabajadores de Bebel

Este partido va a tener un cierto éxito y es copiado en determinados países del centro o norte de Europa (Bélgica, Austria, Países Nórdicos, etc…). El Partido Sociademócrata Alemán es de corte marxista cuyo principal objetivo es la Revolución Proletaria. El debate del Revisionismo aparece aquí, dado que hay buenos teóricos, que siguen reflexionando sobre su propia sociedad, sin quedar anclados en la que vivió Marx. Determinados ideólogos van a dar un paso y plantean la posibilidad de llevar al socialismo por la vía reformista, como es el caso de Eduard Berstein. El aporte más importante de Eduard Bernstein a la articulación de la ideología socialdemócrata de aquella época quedó sintetizada en su famosa obra Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia, publicada en 1899. En ella se hace una revisión de la teoría marxista, estableciendo sus errores y contradicciones, según Bernstein, y se postulan los principios y las tesis de la naciente socialdemocracia. Si bien todo el planteamiento de Bernstein se basa en la teoría de la sociedad elaborada por Marx y Engels –el socialismo científico-, aquél está en desacuerdo en muchos de sus puntos. Sobre todo en el que sostiene que la vía para lograr la conquista del poder político por parte del proletariado, debía ser a través de la revolución.
Para los revisionistas (socialdemócratas) dicha conquista debería lograrse por el camino de la lucha parlamentaria mediante la explotación del derecho de voto y la utilización de todos los instrumentos legales. En suma, la propuesta bernsteiniana, al igual que el marxismo clásico, tiene como meta la transformación del capitalismo en socialismo. No obstante, la estrategia socialdemócrata es totalmente diferente. Así, para Bernstein las tareas de la socialdemocracia consisten en organizar políticamente a la clase trabajadora y luchar por todas las reformas políticas que sirvan para transformar el sistema político en democracia. En conclusión, puede afirmarse que la ideología socialdemócrata, desarrollada por Eduard Bernstein, logró superar teórica y prácticamente el utopismo socialista, aunque manteniendo el ideal de construir una sociedad más justa e igualitaria.                        

Se formalizó la II Internacional en 1884, que incluía a partidos obreros y a diferencia de la I Internacional había una mayor homogeneidad política. Su estructura orgánica no era tan centralizada como había sido la I, mientras que su orientación sería marxista y socialista. Se perseguía una coordinación para la lucha socialista que se planteaba a nivel teórico y simbólico y otro a nivel pragmático. Sus instituciones centrales eran:

1.- El buró socialista à comité permanente con sede en Bruselas y una representación paritaria, de dos delegados por cada país. Tenía un secretario permanente.

2.- La comisión interparlamentaria à que coordinaba la acción política del movimiento socialista.

Su funcionamiento  fue mucho más eficaz que la I Internacional y su importancia se debe a que, además de consolidar el movimiento obrero, fue la difusión de la teoría socialista y, sobre todo, una institucionalización de los símbolos del movimiento obrero tales como la creación del himno de la Internacional, la institucionalización del 2 de mayo o la jornada laboral de ocho horas.  Se realizaron debates que básicamente girarían en torno a tres cuestiones:

1.- La teoría y la praxis de los partidos socialistas (el debate revisionista)
2.- La cuestión social y el imperialismo
3.- La cuestión de la guerra, el elemento que más afectó a la Internacional

La II Internacional se dividió en tres grandes tendencias:

1.- Revisionista à que va a tener como líder a Berstein
2.-Revolucionaria à con Lenin y Rosa Luxemburgo principalmente, y también destacaría la figura de Liebknecht.
3.- Centrista à con Kavtsky

Éstas se formalizaron especialmente en el primer gran debate de la II Internacional. El debate surge primero dentro del Partido Social-Demócrata Alemán, pero luego se traslada a la II Internacional a propósito de la posible o no colaboración de los partidos socialistas.  En 1893 se celebró un congreso en Zurich y en 1896 otro en Londres que fueron favorables a la lucha sindical y progresivos en el ámbito laboral. Se condenaba la participación de partidos obreros en gobiernos burgueses, aunque en la práctica se realizaba igualmente.

TENDENCIA REIVISIONISTA

Cabe citar dos tesis de Berstein, Premisas del Socialismo y Tareas de la Socialdemocracia, ya que realiza una revisión de determinados postulados del marxismo, básicamente de aquella ley general del progresivo empobrecimiento de la clase obrera (es lo que algunos autores denominan “la pauperización de la clase obrera”). Criticaba la teoría de la plusvalía y del valor y lo más importante fue la conclusión a la que llegaba: tenía dudas de la llegada al socialismo sólo por la vía revolucionaria. Penaba que se podía llegar al socialismo a través de reformas progresivas y avanzando en la democracia. En definitiva, se trataba de justificar en la teoría lo que el Partido Socialdemócrata Alemán ya estaba realizando en la práctica. 

TENDENCIA REVOLUCIONARIA

Ésta fue minoritaria en la II Internacional y crítica con el revisionismo, ya que la colaboración de los obreros con los burgueses iba a dificultar la toma de conciencia de la clase obrera y retrasar, por tanto, la revolución. Por tanto, se había distorsionado el objetivo de la clase obrera.  El socialismo sólo podía llegar a través de la Revolución.

TENDENCIA CENTRISTA

Entre estas dos tendencias hay una centrista con Kavtsky, que piensa que el objetivo fundamental es la revolución también, pero que mientras llega esa revolución  se debe colaborar con los partidos burgueses para conseguir reformas (lo cual Marx no defendía). Con esto, se va  allegar a debates más concretos.


 En el Congreso de Ámsterdam (1904) se plantea la viabilidad de la huelga como medio para acabar con el capitalismo, lo que tenía mucho que ver con el anarquismo. En este congreso finalmente se rechazó, porque la huelga no era el instrumento único. En 1905, con la Revolución Rusa, se vuelven a suscitar dudas sobre ello. La otra cuestión que se plantea es la cuestión imperial. El punto de partida fue en torno  a una declaración sobre el tema de la esclavitud. La Internacional Socialista se manifestó en contra de la esclavitud y a favor de la igualdad de razas. En 1907 se volvió a plantear desde la óptica del colonialismo y se planteaban divergencias:

-         Una que sería la de condena unánime del colonialismo entendida con una extensión del capitalismo
-         Frente a ésta hay posturas más acentuadas: Holanda, Alemania y Francia, entre otros, condenaban la barbarie de los colonizadores, pero un sector tenía una postura más benévola porque decían que eran pueblos más atrasados y la administración colonial tenía un aspecto positivo: ayudaba a colonizar a estos pueblos, ya que esa civilización era a la que aspiraba. Ésta fue defendida por figuras como David o Vankol.

El último tema a debatir fue el de la postura de la Internacional ante los socialistas y la guerra. Fue el problema que más afectó a la II Internacional y se planteó en Stuttgart en 1907. Destacan dos posturas:

1.- Una minoritaria que defendía al país prioritariamente
2.- Una mayoritaria que consideraba la guerra como originada por las contradicciones internas del sistema capitalista en relación con la cuestión colonial, que había suscitado la necesidad de nuevos mercados y, con ello, la confrontación entre éstos.

La guerra sería la conclusión final del deterioro del capitalismo. La lucha de la clase obrera es la lucha de su clase, que es la misma en todos los países. Pretendían aprovechar esta confrontación del capitalismo para acabar con él y abstenerse de ir a la guerra preparando insurrecciones generales y desarrollar la Revolución. Esto lo retomó el Congreso de Basilea en 1912. No obstante, la práctica fue distinta: en los países beligerantes se dio una oleada de exaltación patriótica y de defensa de los países, produciéndose la movilización nacionalista y el alistamiento masivo.

En el período de entreguerras se produce el desarrollo de otros tipos de movilización obrera que no representan ni el anarquismo ni el socialismo, sino que tienen una ideología más próxima al liberalismo democrático o que tienen una inspiración cristiana (no sólo católica). Lo conocemos como el “catolicismo social”. La encíclica da el estímulo de unos movimientos obreros de inspiración católica que condenaba el capitalismo y el liberalismo salvaje. Reconocían la propiedad privada, pero que debía estar supeditada al bienestar general. Reconocía la licitud obrera para su asociación sindical, por lo que destaca la creación de sindicatos y partidos en Alemania, Bélgica, Italia y España, como el Partido Católico de Italia o el Partido Católico Belga.

En este movimiento se produce una escisión que luego se cristaliza en partidos:

-         Aquéllos que defienden una vía revolucionaria (bolcheviques)
-         Seguirá en la línea de la II Internacional (la social-democracia)

En 1919 se crea la III Internacional, en la que se produce un abandono de las tesis leninistas, con una extrema y rígida centralización. Ese radicalismo sólo se dio al principio, porque a partir de los años 30 el ascenso de los fascismos hizo que los partidos comunistas tuvieran que atemperar sus posturas. Todo ello, junto con los factores internos, llevará a un deterioro progresivo de la III Internacional en 1943.La II Internacional se inclinó hacia el revisionismo y de condena y enfrentamiento con el leninismo manifestada en los Congresos de Berna y Ginebra. En 1923 se crea la IV Internacional o Internacional Socialista Obrera, la cual suponía una prolongación de la II en realidad. Ésta permaneció hasta 1940 y es precedente directo de la creación en 1950 de la Internacional Socialista.
                        

Historia y cine


Tema 6: Hitler y el ascenso del nazismo. El Triunfo de la Voluntad (1936, Leni Riefenstahl) Vs. El Gran Dictador (1934, Sergei y Giorgi Vassiliev).
Al hablar de cine durante el nazismo lo primero que nos viene inexorablemente a la cabeza es la palabra propaganda, Sin embargo, el Ministro de Propaganda,  Joseph Goebbels, abogaba por una industria cinematográfica solida y fuerte cuyos productos reunieran nivel artístico y potencial taquillero. Esto era lo más importante, es decir, el mensaje que debía tener toda película de la industria cinematográfica nazi (político e ideológico) venia por añadidura, no explícitamente. Para Goebbels los americanos introducían sus modos de vida a través de películas de reclamo internacional, y era ahí donde radicaba el éxito de las mismas.
Por tanto, no nos puede extrañar que, a la hora de estudiar los títulos de los films del Tercer Reich, las películas de propaganda constituyan un porcentaje muy bajo en relación a lo que comúnmente se suele pensar. Goebbels admiraba enormemente el cine de Hollywood así como la calidad de los cineastas soviéticos como Eisenstein.  Goebbels, enamorado de El Acorazado Potemkin, pretende hacer en 1936 una película titulada El Acorazado Sebastopol, que es una clara replica de la película soviética, relazando un film claramente anticomunista, pues insiste fundamentalmente en los excesos de la revolución bolchevique destacando las violaciones, asesinatos y las destrucción de imágenes sagradas, ofreciendo una contra imagen a la inolvidable matanza en la escalinatas de Odessa de las tropas del zar.
Imagen de Joseph Goebbels

Además de encargar esta película, Goebbels ofreció la dirección de la cinematografía alemana a Fritz Lang pese a saber que era judío. El problema para Goebbels es que no se podía conseguir una cinematografía de calidad con el exilio de la mayoría de los cineastas alemanes. Si los soviéticos obtuvieron un cine de calidad fue precisamente porque aunque el estado soviético también centró la producción cinematográfica, dejó libertad creadora a los artistas, cuya única directriz a seguir era la de resaltar el ideal revolucionario, ya que sabían que contaban con verdaderos maestros del cine (los cuales comulgaban con el ideal de la revolución y se vieron como encargados de explicar las causas de la revolución en tanto en cuanto pensaban en su función para hacer inteligibles las circunstancias objetivas que llevan a la revolución), conseguirían lograr un cine de éxito y de enorme calidad.
Un ejemplo paradigmático en este sentido es el caso de La Huelga, película en la que Eisenstein hace una transcripción fílmica de análisis marxista a partir de la historia de una fabrica rusa. Más clara es la estructura de El Acorazado Potemkin, que está dividida en cinco partes: 1- mal estado de la carne que suscita el descontento de la tripulación, 2- la represalia del comandante ante el amotinamiento, 3- el marinero muerto en la rebelión es llevado al puerto de Odessa y de ahí nace la solidaridad del pueblo, 4- las fuerzas del zar cargan contra la población civil y 5- el barco se hace a la mar.

Hablando de la producción de propaganda nazi, que es mínima, si es cierto que las películas de mayor difusión y éxito si que tuvieron un importante índice propagandístico, geénero cinematográfico en el que destacó el autor  Leni Riefenstahl, tanto por la calidad de sus películas como porque plasma perfectamente la cosmovisión de los personajes y del universo nazi. Destacan dos documentales como son Olympia (documental sobre los JJOO de 1936) y también el Triunfo de la Voluntad.

Jesse Owens en el pódium de Berlín.


También tuvo mucha importancia la consideración del ‘’mito’’ en los regímenes fascistas, que se convirtieron en autenticas religiones políticas. Hay que tener en cuenta que lo que estos regímenes trataron fue el hecho de mitologizar el mundo al servicio de su causa. Mussolini asoció el Renacimiento fascista a la vieja Roma Imperial. Hitler también buscó en la antigua raza aristocrática aria el origen de su régimen así como Franco lo hizo con los Reyes Católicos.
Por otra parte, cuando se produjeron desviaciones y si los ciudadanos no actuaban en pro de los intereses del estado, las fuerzas del orden los obligaban a hacerlo por la fuerza. La seducción visual legitimó a estos regímenes lo del mito, pues responde a una emoción y no a un acto racional. El propio Walter Benjamin insistió en que lo característico del arte monumental del nazismo es que tenía como visión impresionar a las masas buscando sus respuestas emotivas precisamente porque esto iba en detrimento de las respuestas racionales. En este sentido es en el que Leni Riefenstahl va a mostrar magistralmente la monumentalidad de los mítines nazis.
Debemos de tener en cuenta también que el responsable del diseño y organización de los mítines nazis era un arquitecto  llamado Albert Speer, de ahí la espectacularidad de este tipo de escenificaciones. En todo momento, en torno a esta monumentalidad hay que hablar de sinónimo de unidad, al mismo tiempo que se debe resaltar que los partidos fascistas, como partidos de masas, necesitaban organizarlas de un modo disciplinado, respondiendo al principio de jerarquía de mando y sobre lo que ya escribió Hitler en Mein Kampf.  Esta coreografía de masas rígidas y geométricas que vemos en el Triunfo de la Voluntad, contrasta enormemente de las mismas que hace Eisenstein, que las muestra al contrario; humanizadas, vivas, en movimiento y desparramadas siempre por el espacio público.
Estas diferencias no son sólo formales, sino que contienen hondas implicaciones ideológicas, que ya habían sido establecidas por el propio Einsenstein en las escalinatas de Odessa en El Acorazado Potemkin, pues en ellas el autor hace contrastar la hilera rígida de los soldados zaristas con la imagen de las masas desbordada en su huida por el ataque de las tropas.
En El Triunfo de la Voluntad, el tratamiento que se hace de las masas encuadradas a las órdenes de su jefe hace referencia clara a la potencia, unidad y grandeza de la nación alemana. El propio Hitler escribía sobre su admirado monumentalismo escenográfico para ‘’devolver la confianza en sí mismo a la nación alemana’’.
Cohesión y unidad. Los documentales nazis debían de ser exhibidos ante las visitas extranjeras, aunque la presencia no fue obligatoria excepto en la película de V. Harlam, Jud Suss, la más alta exposición de valores antisemitas y que fue supervisada por el propio Goebbels desde el origen del guión hasta su montaje, y presentaba de forma ‘’fidedigna’’ la vida del judío Suss Openhemier, quien se aprovechaba de la debilidad del Duque al cual llevaba sus finanzas para mangonear en un país que no es el suyo y que es saqueado. Esta película se guarda un golpe de efecto que es que de nuevo vuelve a producirse el intento de violación de la virginal hija del duque, la cual acaba suicidándose.
Volviendo a El Triunfo de la Voluntad, destaca el mensaje íntegro de la unión sin fisuras del partido q también va a ser plasmada no sólo en los discursos nazis sino en el tratamiento del propio lenguaje cinematográfico que hace el autor. El congreso de 1934 se va a abrir con un recordatorio a Hildemburg y a los camaradas caídos y haciendo referencia a la I Guerra Mundial y al crucifixión de Alemania. En él, Rudolph Hess va a hacer un saludo de paz y de victoria que ha emitido Hitler, pues se refiere a la paz en el seno del partido, ya que aunque no se hace referencia explícita a la noche d los cuchillos largos, es uno de los temas principales del congreso.
En otra secuencia aparecen los jóvenes nazis ordenados en bloques cuadrados o rectangulares y que Ferro ha interpretado como la imagen invertida de la republica de Weimar: fuerza, unidad y cohesión.
También se muestra la llegada de Hitler como si fuese un Dios, descendiendo desde el cielo con una luz, pues Hitler da su discurso al atardecer y cuando se pone el sol se encienden todas las antorchas, cobrando el fuego un papel fundamental de regenerador y purificador. El tratamiento de la figura de Hitler tiene que ver con el culto al líder carismático. Siempre es retratado desde abajo y de uniforme. Max Webber, que habla del caudillismo, señala el origen divino de este líder (mano con luz de El Triunfo de la Voluntad), es decir, Hitler.
Por su parte, en el partido italiano fascista todo tiene que ver con el estado, no existe nada al margen del estado. En el nazismo todo esto está más enfocado al líder y con  una obediencia ciega hacia éste. Cuanto más grande es un líder, más pequeño es un pueblo. El pueblo tiene que estar por delante del estado, ya que este fue creado por el pueblo y no al revés.
Hablar de El Triunfo de la Voluntad, obra de carácter propagandístico de Leni Riefenstahl para filmar el sexto congreso del partido nacionalsocialista y El Gran Dictador permite diferenciar entre dos usos públicos de la industria cinematográfica. El cine como instrumento de poder (puesto al servicio del estado totalitario) y el cine como lugar de combate (como instrumento a favor de la lucha por la libertad y la democracia).
Fotograma de El Gran Dictador (1938).

Leni Riefenstahl empleó todos los conocimientos técnicos de la época para apoyar y ensalzar al tercer Reich. Frente a esta obra propagandística, tenemos el gran dictador, la primera película sonora de Chaplin y la primera película en la que los protagonistas de la misma no llegan a ser propiamente Charlotte. En esta ocasión Chaplin, como Leni Riefenstahl, se centra en la figura de Hitler, pero no para glorificarlo o mitificarlo, sino para ridiculizar su figura y satirizarlo.
Chaplin se sirve de la sátira como forma de discurso para combatir un fascismo que se personifica en la figura de sus líderes (Hitler y Mussolini).
Leni Riefenstahl, por su parte, había contado no solo con su talento, sino también con toda la maquinaria de un estado que estaba a su servicio y que utilizó el cine para difundir los supuestos de su ideología.
Por su parte, Chaplin cuenta únicamente con su talento, nunca de los EEUU. Hay que decir que cuando Chaplin comienza a realizar hacia 1938 el guión de la película, el nazismo contaba con un importante prestigio en gran parte de Europa así como en EEUU. Por otra pare nadie  estaba dispuesto en Hollywood a realizar esta película por el miedo a provocar un crisis diplomática. De hecho en EEUU se veía con buenos ojos que Hitler hubiese cortado de raíz en avance del comunismo en Europa occidental, y además la sociedad de EEUU era profundamente antisemita y racista.
Solo dos películas se mostearon críticas con Hitler antes del bombardeo de Pearl Harbor: Confesiones de un espía nazi (1939) de Litvak y Mortal Storm (1940) de Franz Borzage, en las que denuncia la asimilación de las ideas nacionalsocialistas por parte de las juventudes alemanas. En esta película se ve como unos estudiantes alemanes se rebelan contra su profesor al descubrir que sus orígenes no son arios, acabando el profesor en un campo de concentración. Esta película supone un claro análisis de los mecanismos políticos de los cuales se sirvió en nazismo para totalizar desde el fanatismo y el miedo a una sociedad vigilante de sí misma pero que tuvo un impacto relativo en el público estadounidense.
Pero no podemos hablar de oposición cinematográfica al nazismo sin hablar de Fritz Lang, alemán y judío. Lang es autor de obras cinematográficas que llegaron a ser loadas por el propio Hitler y Goebbels, tales como  los Nibelungos y Metrópolis, aunque Lang tuvo que exiliarse finalmente a EEUU. Sin embargo, con anterioridad a su exilio forzoso tuvo tiempo de filmar dos obras importantísimas como fueron M, el vampiro de Dusseldorf (1931) y El testamento del doctor Mabuse de 1932.
M, el vampiro de Dusseldorf tiene un alto valor documental, y en ella el criminal es perseguido por la policía estatal de Alemania y por el hampa pero por medios distintos. A partir de los estudios de Kracauer se ha querido ver en esta película un reflejo de la sociedad alemana del momento. La policía encarnaría al estado y el hampa representaría al partido nazi. Lang había pensado titular la película Asesinos entre nosotros, pero el partido nazi se dio por aludido y prohibió este título.
El testamento del doctor Mabuse, constituye la primera obra políticamente combativa con el nazismo. Es un film comprometido, arriesgado y que vuelve a llevar a la pantalla un personaje literario del escritor luxemburgués Nobert Jacques y en la que se da una denuncia del Mein Kampf, pues el doctor Mabuse realmente  es Hitler. En El doctor Mabuse aparecen las principales consignas nazis a modo de testamento ideológico. Esta película fue prohibida en Alemania.
Posteriormente, ya desde el exilio, Lang seguirá combatiendo decididamente al nazismo a través de dos obras; La caza del hombre de 1941 y Los verdugos también mueren de 1943.
La primera trata sobre el asesinato frustrado de Hitler por parte de un capitán inglés y nos invita a reflexionar sobre la importancia del sujeto particular y que tantos quebraderos de cabeza ha planteado a los historiadores. La segunda película centra su trama argumental en la ciudad de Praga durante la ocupación nazi de Checoeslovaquia. Aquí la solidaridad y heroísmo de la resistencia se ponen de manifiesto en contraposición a la barbarie nazi. Al final de la misma se observa como los colaboracionistas acaban cayendo. Por tanto la película iba dirigida a todas las resistencias existentes en los territorios ocupados por el nacionalsocialismo.
La película recibió críticas incluso en el momento de su estreno pues se pensaba que idealizaba en demasía a los núcleos de resistencia, pero como el propio Lang dijo: No eran momento  para plantear debates dialecticos sino para luchar. Por tanto Lang fue un autor comprometido con los problemas políticos y sociales de su época, como queda reflejado en tres de sus obras en los EEUU y que tratan temas como la corrupción de la administración de justicia o el desempleo: Furia de 1936, Solo se vive una vez de 1937 y Tú y yo de 1938.
Otra de las películas de oposición al nazismo es la de J. Renoir Esta tierra es mía de 1943. Es un canto a la resistencia pero es algo más. Se intenta también dar un toque de atención a la Francia ocupada, criticando la pasividad de la población francesa y el colaboracionismo de las autoridades francesas con los nazis. Además esta película completa la trayectoria del autor en cuanto a su estudio del materialismo histórico. Como La Marsellesa, pone de manifiesto su visión materialista de la historia ya que comulga con las tesis que se defendieron en la III internacional, en la que el nazismo suponía una fase posterior del capitalismo.
Cartel de la película Esta tierra es mía (1943).
Tras denunciar el colaboracionismo que aquí se explica como el resultado de los intereses de clase y la pasividad de la población, ¿Cómo se explica esa pasividad? Pues se explica como una falta de toma de conciencia. En la escena final el protagonista proclama al pueblo francés para que no dude en resistir y combatir al enemigo desde las armas, la palabra y la cultura, es decir, actuar en todo momento contra la ocupación y luchar por las generaciones venideras.
En El Gran Dictador aparecen ya los getthos, campos de concentración, gases fulminantes y judíos. Chaplin tuvo muchas dificultades para financiar esta película y la tuvo que costear el mismo. La película desarrolla dos historias paralelas, ambas protagonizadas por Chaplin. Por un lado la de un barbero alemán judío que padece amnesia desde prácticamente el fin de la primera guerra mundial tras sufrir un accidente aéreo e ingresa en un sanatorio del que escapa y al regresar a su barrio se sorprende de que se ha convertido en un ghetto judío, repleto de tropas de asalto que controlar el día a dia de la población. De otro lado aparece en personaje de hynkel (Hitler) dictador de Tomenia (Alemania) y que es físicamente igual al barbero judío. El azar lleva al barbero judío a ser confundido con el dictador y es el que acaba pronunciando un discurso delante de toda la nación crítico del nazismo. Debemos prestar especial atención al análisis del lenguaje y de los medios de comunicación que se hace en la película. Chaplin optó por el cine y por el gesto, mientras que Hitler lo hizo por los micrófonos y la perversión del lenguaje. Por ello Chaplin se burla y parodia los medios lingüísticos utilizados por el Reich al mismo tiempo que denuncia la artificiosidad de esos discursos.
En definitiva, para Chaplin la sumisión de las masas a ese líder carismático dependía más de las formas y el estilo del discurso que de los contenidos.
La visión del Holocausto desde Hollywood.
Aunque el nazismo cobró protagonismo lejos de EEUU, es Hollywood quien  ha intentado recordar a través de documentales este acontecimiento, pues una película transporta al público a la autenticidad de los hechos, aunque siempre hay cierto grado de manipulación y distorsión.
Sin embargo el holocausto es la historia más difícil d llevar a la pantalla, algo q solo comprender aquellos que sobrevivieron a la matanza.
Antes de la II guerra mundial, Hollywood y Alemania ya tenían una relación tensa, por lo que desde que Hitler se hace canciller Hollywood trató al nazismo con guante de seda, ignorando y reciclando la propaganda nazi que llegó a los EEUU. Se puede decir que Hollywood captó la imagen visual de la propaganda nazi, e incluso accedieron a echar a la calle a los gerifaltes judíos de la gran industria cinematográfica de EEUU, para proteger los intereses comerciales de su industria en el extranjero.
Sin embargo, poco a poco se dieron cuenta de que algo terrible estaba sucediendo en Alemania en aquel momento, trayendo a EEUU a un importante número de judíos de la Alemania nazi. Así pues, la industria era víctima de amenazas de índole racista y antisemita debido a poco a poco realizaron obras en las que se criticaba abiertamente al régimen de Hitler. Esto queda reflejado en películas como Guerra y hambre de 1933, profundamente sensible a la irrupción del fascismo en territorio americano. Y Confesiones de un espía de 1939 en la que más de la mitad del reparto pidió que se quitase su nombre de los títulos. Otra de estas películas criticas con el nazismo fue Mortal storm.
Sin embargo la gran película sobre la crítica al régimen fue el Gran dictador que no fue subvencionada por Hollywood, sino que su coste fue asumido por el propio Chaplin, su director. De otro lado, el senado investigó a Hollywood porque se pensaba que había una conspiración anti-judía en Hollywood para llevar a EEUU a la guerra.
A comienzos del año 40 ya fueron detenidos millones de judíos en Alemania y trasladados a campos de concentración, para posteriormente asesinarlos. Algunas personalidades del país norteamericano protestaron y las comunidades judías instaron a Roosevelt para que tomase parte en el conflicto. Otras películas sobre el nazismo resultaban sensacionalistas y hasta estimulantes. En diciembre del 41 Japón bombardea Peral Harbor y EEUU entra en la guerra, por lo que Hollywood encabezó los presupuestos propagandísticos del país aunque centrando la trama de sus obras en la guerra en el pacifico.
La solución final de Hitler se convirtió en la política alemana desde 1942 y las cámaras de gas estuvieron presentes en 6 campos de concentración a lo que EEUU permaneció impasible. Muchos de los mejores cineastas del mundo cubrieron la guerra en calidad de documentalistas. En abril del 45 el ejercito alemán estaba en retirada, cuando fueron liberados los campos de concentración Hollywood estuvo presente. Al cabo de unos días 8 hombres de la Warner vieron la película que se había filmado en el extranjero, en los campos de concentración, siendo esta obra posiblemente la mas horrorosa que se ha filmado nunca.
Horrorizados por la tragedia, muchos cineastas no quisieron que la solución final se reflejase en el cine, aunque finalmente pudieron ser vistas por el publico las escenas filmadas en estos campos de concentración, así como en los noticiarios. Sin embargo, tras una breve exposición de estas imágenes se retiraron, y pasaron décadas hasta que volvieron a la luz.
En 1947 se publicaron dos films sobre las barbarie nazi, Encrucijada de odios y Barrera invisible, que tuvieron buena crítica pero en la que no salía de manera explícita el holocausto nazi.
Fueron las cadenas de tv las primeras en encontrar la forma de enseñarle el horror a las masas, con el programa Esta es tu vida. Hasta 1959 Hollywood no volvería a narrar la historia del holocausto, y cuando lo hizo fue a través de la biografía de Anna Frank. Esa adaptación llegó cuando ya se habían vendido millones de ejemplares del libro en todo el mundo.
La versión cinematográfica del juicio de Núremberg, salen las atrocidades filmadas dentro de los ampos de concentración y que ahora eran mostradas al público en general, dejando de lado la abstracción de la matanza para introducirnos realmente en ella, reconociendo realmente los crímenes que allí se cometieron. De hecho, en 1961 los americanos retransmitieron durante 4 meses el famoso juicio a los nazis.
A finales de los años 60 e inicios de la década de los 70 existió una mayor conciencia sobre la barbarie que tuvo lugar en el holocausto nazi, publicándose en 1978 el film ‘’Holocausto’’.
A partir de este momento, y tras décadas de silencio, los supervivientes de la solución final comenzaron a acudir a los platós de televisión para que su historia pudiese ser conocida por el público norteamericano.
Tras el relativo éxito de estos Talk Show, se rodaron muchas de las películas mas afamadas y reconocidas sobre el horror nazi, como pudieron ser El regreso de Kitty a Auschwitz, Guerra y recuerdo, La elección de Sophie y especialmente La lista de Schindler, que fue galardonada con 7 estatuillas de la academia.

Historia y cine


BLOQUE II
Tema 4: Del J’accuse (1919, Abel Gance) a Feliz Navidad (2005, Christian Carion). Imagen y memoria de la I Guerra Mundial.

1, El cine de la I Guerra Mundial.
El  tiempo que se inicia con la primera guerra mundial y tiene también un tiempo cinematográfico que comienza con J’accuse de Abel Gance, en la que se habla de imagen y memoria de este proceso bélico.

Hablar de historia y memoria de la I Guerra Mundial supone analizar las películas que han retratado este acontecimiento en cuanto a discurso histórico, es decir, en cuanto a textos escrito en imagen y movimiento, que de una parte testimonia y de otro produce los grandes cambios de la memoria colectiva. Testimonia y a la vez produce porque películas como J’accuse no sólo fueron las que guardaron memoria de los acontecimientos sino que además influyeron en la forma en la que estos acontecimientos fueron vistos por sus contemporáneos.

Esta película, que estuvo realizada durante la contienda, necesariamente fue una película que mezcló más que nunca la unidad de contrarios de realidad y ficción, vivencias verdaderas y vivencias reconstruidas. A través de esta película Abel Ganze participa del conjunto de los textos que una época escribe sobre esos acontecimientos que está viviendo. El cine como continente y como contenido, como contenedor y portador de la I Guerra Mundial que se forma y modifica a lo largo del novecientos. La historia que nos interesa para dar cuenta de esta imagen de la I Guerra Mundial es la historia cultural, que va directamente al sujeto entendido como instancia social en torno a una colectividad. En definitiva, la historia cultural como aquella historia que permite dar entrada en el discurso histórico a la experiencia vivida y en este sentido hablar de la I Guerra Mundial es hablar de la experiencia ante la irrupción de la modernidad.

Otra de las cuestiones teóricas que debemos abordar es la relación entre el cine y la I Guerra Mundial como un modo de afrontar una forma más amplia de abordar la relación entre cine y modernidad. La gran guerra es la primera guerra moderna porque es la primera guerra industrial, combatida por ejércitos de masas cuyos miembros también experimentan por primera vez lo que es la potencia destructiva de la tecnología y la eficacia de los modernos aparatos burocráticos. Por su parte, la relación entre cine y modernidad se nos presentan como mínimo a tres niveles; en primer lugar el cine es parte integrante del proceso de modernización en cuanto es un instrumento que de alguna forma corroe la cultura del siglo XIX. En segundo lugar, el cine aparece como el gran archivo de la memoria visual de la vida moderna porque pone al novecientos en el centro de la representación, aunque para Godard haya fracasado. Y en tercer lugar, el cine ha sido utilizado para describir la naturaleza del mundo moderno.

Por lo tanto, el cine se nos presenta a un mismo tiempo como agente, testimonio y como metáfora de la modernidad. Un cine que desde el mismo conflicto se manifiesta como una forma expresiva. Una I Guerra Mundial que además debemos entenderla como sinécdoque de la modernidad, ya que la forma en la que el cine se confronta con la primera gran guerra es un modo de ver una cuestión más amplia, que es en la que el cine se confronta con la modernidad, un fenómeno histórico-cultural del que el cine mismo forma parte integrante porque es al mismo tiempo consecuencia y catalizador del proceso de modernización.

Definimos modernidad como sociedad de masas del siglo XX, con características tales como el enorme desarrollo del mundo tecnológico industrial, centralidad de la vida urbana, la presencia de un estado compuesto por potentes aparatos burocráticos, modernización de la vida política y la monopolización de la vida política en grandes partidos y sindicatos de masas, radical cambio de las costumbres y de las formas de vida anteriores a la I Guerra Mundial, difusión de los medios de comunicación de masas y nacimiento de las artes industriales, fundamentalmente el cine, así como el cambio entre la experiencia heredada y la experiencia vivida.

Hablar de la experiencia de la I Guerra Mundial es lo mismo que decir de la posibilidad de estudiar e historiar la experiencia y por tanto hablar de historias de la experiencia es también hablar de memoria y a partir de la memoria  y en relación a la toma de conciencia supone hablar de la construcción de una identidad colectiva tal y como estableció Boris Malbwachs que derivó su concepto de memoria colectiva del que había sido su maestro Durkheim. Hablar de memoria en identidad nos remite a la memoria colectiva, a las políticas de la memoria pública, a las funciones del olvido, los lugares de la memoria social entre los que destacan los monumentos a los caídos y esto nos remite a su vez a la explotación e interiorización de la muerte de masas y a la brutalización de la política en el periodo de entreguerras y por lo tanto al auge de los fascismos.

Al mismo tiempo, hablar de memorias evidentemente también nos remite a la memoria individual, en decir, a la memoria de todos aquellos que vivieron la realidad del cine y hablar de memoria individual es también hablar de toma de conciencia y de identidad.

S. Sasoon y Wilfred Owen, fueron dos poetas británicos que escribieron su poesía según las experiencia en la guerra, de la que participaron siendo capitanes de dos regimientos. Owen declara en su libro ‘’no me ocupa la poesía, mi tema es la guerra y la compasión’’.

Hay una autora, Maurizia Salvati, que afirma que todo el siglo XX está ya inscrito en la I guerra Mundial porque el concepto de experiencia vivida acuñado por Walter Benjamín y a partir del nacimiento de la memoria escrita y su ritualización en representaciones colectivas hacen de la gran guerra un elemento central de la contemporaneidad y esto es así porque la memoria de la I Guerra Mundial es la misma que va a heredar el siglo XX y ahí se encuentra la relación entre individuo y colectividad, entre gobernantes y gobernados y entre experiencia y acontecimiento.

Hablar de la I Guerra Mundial supone situarnos antes uno de los acontecimientos más trágicos de la historia del siglo XX dejando una secuela de muerte y destrucción así como los cimientos para la brutalización de la vida política en el periodo de entreguerras.

También debemos hablar del patriotismo y del sentimiento nacionalista, que fueron los factores ideológicos que condujeron a esa primera gran matanza del siglo XX, que significó un cambio cuantitativo y cualitativo con respecto a los conflictos armados anteriores ya que tanto la enorme capacidad de destrucción como la aniquilación masiva de los contrincantes supusieron una autentica censura y en que encontramos la llamada muerte de masas, la más importante experiencia de guerra.

Para realizar un ejercicio de comparación, basta decir que la campaña de Rusia de Napoleón, Francia perdió 400.000 hombres. Pues es muy inferior al 1.200.000 que perdieron ambos frentes en la batalla del Somme. El conflicto mayor del siglo XIX que fue la guerra franco-prusiana dejó 270.000 muertos franceses y 50.000 prusianos. En la gran batalla de sedan de 1871 los alemanes perdieron a 9.000 hombres y los franceses a 17.000. En Verdun en 1916, los alemanes perdieron 280.000 y los franceses 315.000.

Imagen de la I Guerra Mundial.

Esta experiencia cobra más importancia con las palabras de Paul Fusell: “Quien combate en una guerra tiende a pensarla en principio similar a la última guerra que ha tenido lugar”. Así, si la guerra fue un punto fundamental en la historia de la civilización industrial moderna, es porque enfrenta realidad tecnológica y mentalidad tradicional de un modo imprevisto.

Para Gibelli la I Guerra Mundial representó la fractura y el trauma a partir del cual se construyó una memoria colectiva y el ingreso en un mundo en el cual estaban recelosos porque rompían con toda su experiencia anterior y un pasado que irremediablemente desparecía y se llevaba con él toda la experiencia anterior.

Las consecuencias políticas de este encuentro con la muerte de masas tuvieron una repercusión de vital importancia sobre la lucha política en el periodo de entreguerras porque van a dar lugar a una nueva fase del desarrollo del nacionalismo, un nacionalismo excluyente y exacerbado de los fascismos.

Además, el enorme impacto de la muerte de masas ha hecho que la sociedad europea posterior a la I Guerra Mundial sea una sociedad en luto, ya que hay una reelaboración del luto público y privado. Porque debemos legitimar a la nación en armas.

A finales del siglo XIX aparece una obra de Durkheim llamada El suicidio, en la que se analiza el suicidio como el exponente ultimo de la destrucción y del malestar social que existe en las sociedades mas avanzadas y cultas del mundo: Francia y Alemania. El extraordinario aumento que el autor constata en las muertes voluntarias da cuenta del estado de profunda perturbación que sufren las sociedades civilizadas. Esa ansiedad y desequilibrio mental que percibían los sociólogos también eran las mismas que percibían los psiquiatras que veían pasar por su consulta a individuos aquejados de psicosis y neurosis. También son los años en los que Freud escribe El malestar de la cultura.

Emmanuel Todd pudo constatar en su obra El loco y el proletario el imparable aumento de suicidios en la Europa de finales del XIX e inicios del XX. Además Todd va a estudiar otro indicador de malestar social como es el alcoholismo que tuvo un incremento espectacular en esta época. Por tanto, ese malestar es paralelo a la ampliación del proletariado y la clase media.

La propia intelectualidad europea también mandaba mensajes de violencia o destrucción, pues esos nuevos movimientos culturales de intelectualidad contemplaban la guerra como el elemento purificador de las sociedades. El proletariado a su vez había sido alcanzado por esta ola de violencia pero pese al esfuerzo de la II internacional, los socialistas también tomaron posiciones nacionalistas apoyando a sus estados en las acciones bélicas.

Las previsiones en países como Inglaterra fueron totalmente desbordadas por el aluvión de millones de jóvenes que se alistaron deseando ir al frente. La generación del 14 con la que se conoció a aquellos entusiastas tiene que ver mucho con el ideal de juventud, ya que se alistaban con grandes esperanzas en una interminable búsqueda de evasión de la vida. Pero habían perdido la noción de la guerra, pues para esta gente era una guerra imaginada, ya que la guerra o las batallas se ganaban o perdían en un día, cosa que no ocurría realmente en la I Guerra Mundial.


La brutalización se derivó de aquello que fue fundamental para los nacionalismos fascistas, la experiencia en guerra, de la cual extrajeron sus principales mitos. Algunos de los excombatientes se sentían extraños al pasado anterior de su experiencia, siendo irrecuperables para la sociedad.
Así, las organizaciones de excombatientes fueron unos centros de reclusión importantes para los regímenes totalitarios, ya que se producía una ritualización y memoria de la experiencia en guerra, para recordar a los camaradas caídos.
A partir del mito del soldado caído se producirá una estructuración de la imagen de la nación sobre el mito de la exaltación del sacrificio. Favorecerá la emergencia de auténticas “religiones civiles” que idolatran a la nación, siendo el soldado caído el pilar fundamental de este culto.
Películas como “Sin novedad en el frente” (1930) demuestran esta devaluación de la vida en las personas y también nos muestra la brutalización de la política. Este filme transmite el mito de la guerra para la reestructuración de la nación.

2, Aspectos de la guerra

Guerra de posiciones: Guerra de Trincheras. Un pequeño avance en la tierra de nadie se traducía en miles de bajas. Se destruye ese romanticismo que acompañaba a muchos soldados, que descubren la realidad del horror. Los soldados tienen una nueva forma de percibir la guerra, que será la experiencia en trinchera, que determinará el enfrentamiento con la muerte de masas.

Si hay algo que domina la imagen y memoria en la guerra es una división rigurosa entre los conceptos de antes y después de la experiencia en el frente, especialmente en lo referente entre la guerra imaginada romántica y la guerra vivida. Esto supondrá una discontinuidad de la experiencia que va a romper con el propio proceso de identidad del soldado.

La vida y muerte en las trincheras lleva consigo el fenómeno de la camaradería, ya que esta relación va acompañada de una identificación y una solidaridad de la que anteriormente carecían. Se diferencia la antigua patria y la nueva patria a partir de las trincheras. No será lo mismo entre oficiales y soldados. Para los mandos los soldados solo son porcentajes de bajas de los que se puede prescindir.

Aunque la camaradería era fundamental, no era suficiente para aliviar el horror y el miedo de la guerra. No sólo en el frente, sino también en la vida civil, ya que era difícil encontrar a alguien que no hubiera sufrido pérdidas irreparables.

Tuvo también una gran importancia la justificación de las muertes. Como en La vida y nada más (de Bertrand Tavernier, 1989). Se justificaba el daño irreparable de la guerra por la patria, como una cruzada ante el enemigo. Se ocultó la realidad de la muerte de masas realzando la victoria. Al mismo tiempo, el mito de la experiencia en guerra ocultó el horror de la guerra.

3, ¿Qué ha aportado el cine a la imagen y memoria de la IWW?
“Yo acuso” (Abel Gance, 1918) es la primera película que se hizo sobre la Primera Guerra Mundial. Fue filmada durante la guerra y estrenada en 1919. Es un fiel reflejo de las consecuencias de la guerra de trincheras. Un ejército de muertos se levanta para pedir responsabilidades a los vivos al final de la película. Estaba representado por soldados reales, que se convirtió más tarde en muertos reales, ya que muchos encontraron la muerte.

Yo acuso tiene otros dos puntos fundamentales:
-                     Capacidad de sintetizar todos los aspectos clave de la IWW, expresados en un lenguaje puramente fílmico, por medio de la imagen. En el breve tiempo de la presentación de los personajes se encuentra todos estos aspectos de forma conceptual.
-                     Modificación magistral que hace Abel Gance en 1922 en una segunda edición. Se incorpora una escena potentísima ahora, ya que antes no se podía realizar. Aparece el armisticio y el desfile en los campos elíseos del 14 de julio 1919, pero que estará acompañada por los mutilados en la guerra, un gran momento de luto de masas. En 1922 se añadirá a la grabación de este desfile superpone una imagen por encima de los soldados, que será un desfile físico y moral de los muertos. Los caídos vuelven a casa.

“Armas al hombro” (1918), de Charles Chaplin, es otra película destacable sobre la 1ª Guerra Mundial. Él y Abel Gance son los primeros en dejar claro el antibelicismo. Cada vez que hay un disparo, se hace una línea para contar los muertos.  A este film le seguirá “El gran desfile” de King Vidor, de 1925. Es una gran producción en la que se da una visión excesivamente romántica de la guerra.

Las 4 películas principales de los años 30 sobre la guerra son: “Sin novedad en el frente de occidente” (Lewis Milestone, 1930), “Cuatro de infantería” (George Pabst, 1930), y “Remordimiento” (Ernst Lubitsch, 1932) y “La gran ilusión“(Jean Renoir, 1937).
-                     Sin novedad en el frente de occidente à Recuperan el alegato antibelicista por dos motivos. Por una parte, en 1930 hay una gran preocupación por el papel de los EE.UU. Por otra parte, el ascenso del nazismo hace tomar posiciones antibelicistas. La película carece del típico héroe de las películas bélicas.

-                     “Cuatro de infantería” à Se rueda en Alemania, por lo que encontrará pronto la censura de los nazis. Utilizará el bando alemán, centrándose más en mostrar la guerra tal cual. Será criticada tanto por censurar el conflicto (derecha) como por no explicar sus orígenes (izquierda). Se alternarán momentos de reposo con imágenes de dolor y muerte.

-                     “La gran ilusión” à  El cine interpone el internacionalismo pacifista al nacionalismo belicista. Los soldados son enviados a la guerra por manipulación. Directores de cine como J. Renoir, más que mostrar, explican la guerra.

En la década de los 40 no hay cine sobre la Primera Guerra Mundial. Hay sobre la segunda.
Sin embargo en los 50 sí que hay películas sobre la primera, como “Senderos de Gloria” (1956) de Kubrick o “Adiós a las armas”, de Charles Vidor, de 1957. En el 1959 se rueda “La grande guerra” de Mario Monicelli.

En los 60 destaca la película “Rey y patria” Joseph Losey, de 1964.

En los 70-80-90…: Johnny cogió su fusil (Dalton Trumbo, 1971), Gallipoli (Peter Weir, 1981), La vida y nada más (Bertrand Tavernier, 1989), Capitán Conan (también de Tavernier, 1996), El pabellón de los oficiales (François Dupeyron, 2000/01), Largo Domingo de noviazgo (Jeunet, 2003) o Feliz Navidad (Christian Carion, 2005). Todas estas producciones nos muestran que la 1ª Guerra Mundial sigue siendo una de las claves para entender el siglo XX. Si hay un cine antibelicista ha encontrado su plasmación más brillante en este cine.